Desde hace tres años consecutivos, México ocupa uno de los primeros cinco lugares donde se considera un riesgo de alto peligro el ejercer del periodismo. El primer lugar de la lista lo ocupa Afganistán, le sigue Siria, India y México. En nuestro país, Veracruz también aparece como uno de los estados donde peligra la vida de los comunicadores. La situación de peligro es una realidad, de tal grado que el propio presidente en su mañanera reconoció que Veracruz es terreno comanche, donde las instituciones encargadas de proteger a los periodistas no están cumpliendo con su trabajo.
Pues resulta que nada más citó el presidente el tema del asesinato de Julio Valdivia en Tezonapa y de manera mágica las autoridades locales ya tienen indicios de una supuesta línea sólida de investigación. Ojalá y en verdad se dé con los responsables directos y se haga justicia y no sea una mera estrategia para levantarle el barco a la funcionaria encargada de la Fiscalía, quien no ha dado el ancho en ese puesto.
Y es que, el periodismo crítico en el estado de Veracruz se limita a unos cuantos periodistas y a varios reporteros valientes regados en algunos municipios. Muchos han sido comprados por el gobierno en turno y se encargan de destacar los supuestos avances de un gobierno que no sólo no protege a sus comunicadores, sino que sus funcionarios se encargan de amenazarlos cuando algo no les parece. También con ello tienen que lidiar los comunicadores en Veracruz.
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