Tal vez por eso no hubo en el Instituto Mexicano del Seguro Social la última dosis de L-asparaginasa para la quimioterapia de Valeria, una niña de tres años que murió de cáncer la madrugada del martes en la Clínica 25 en Monterrey, Nuevo León. Pero no sólo era la dosis de L-asparaginasa, el padre de la menor dijo:
“Yo le echo la culpa al cardioxane, que era un protector que tenían que ponerle, ¿por qué?, porque ese protege su corazoncito. Lamentablemente tiene un precio arriba de 5 mil, 6 mil pesos, que no pudimos nosotros en su momento conseguir”. Lo lamentable es que así como Valeria, miles de niños con cáncer están esperando su medicamento, sin embargo, al parecer el gobierno federal tiene otras prioridades.