Kyle Rittenhouse acababa de matar a dos manifestantes y de herir a uno más. El adolescente de 17 años salió de su casa en Antioch, Illinois para ir a Kenosha, Wisconsin para combatir a los manifestantes que protestaban por la brutalidad de la policía en contra de los afroamericanos. Kyle tomó su rifle y salió a “proteger” a la población. Enfrentado a los manifestantes, Kyle asesinó a dos e hirió a uno más en el brazo. Otros manifestantes intentaron detenerlo, pero la amenaza del rifle los alejó de él.
El adolescente vio entonces las patrullas de policía, se acercó a ellos con las manos en alto y el rifle colgando de su cuello. Los policías, a pesar de verlo armado, a pesar de que era evidente la minoría de edad de Kyle, le ofrecieron agua y lo felicitaron. No escucharon que la gente les gritaba que ese al que le ofrecían agua había matado a dos personas. Kyle Rittenhouse regresó a su casa sin ningún problema.
Fue al día siguiente que la policía fue a arrestarlo. Algunos de los residentes de Wisconsin se preguntan: “¿Qué tipo de país permite a un chico de mi edad ir con esa arma por la calle? Solo piense qué habría pasado si un chico negro se hubiera paseado esa noche con ese rifle”. Ya sólo falta que Donald Trump felicite vía Twitter a Kyle o hasta lo indulte.
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