Luego el otro torpe, Juan Javier Gómez Casarín, presidente de la Junta de Coordinación Política del Congreso de Veracruz, ese diputado arbitrario a quien Cuitláhuac le entregó el Congreso para hacer lo que le viniera en gana. Si el gobernador puede hacer show, ¿el por qué no? Entonces subió a las redes sociales, como si de un adolescente se tratara, un video en el que una diputada le aplica una inyección. Y el señor, sin el menor pudor, inconsciente de lo que representa en el Congreso, se baja los pantalones y enseña las nalgas.
En manos de quién están los poderes del estado de Veracruz. Uno chapeando jardines, sin importarle los muertos por el coronavirus, los desaparecidos, los desempleados, los saqueos en las dependencias, la nula obra pública, el desabasto en medicamentos, las inundaciones en varios municipios. El otro, Casarín, enseñando las nalgas.