Nos escribió por la mañana un lector, quien lamentó mucho la muerte de Vicky Rasgado, alcaldesa de Moloacán: «Quizá me equivoque, pero es extraño que no he leído una condolencia de parte del ‘desgobernador’ por el fallecimiento de mi amiga Vicky de Moloacan». Y resulta cierto, sin embargo, en varios municipios de Veracruz las inundaciones se llevaron las pertenencias de cientos de personas. Tan sólo la noche del sábado Coyutla estuvo completamente inundada. ¿Y el gobernador? ¿Encabezó las labores de Protección Civil en la zona?
Nada, el gobernador ha sido omiso, y aunque su presencia en el lugar de la tragedia sólo sería un estorbo, al menos debería poner a trabajar a sus colaboradores. Por lo mismo, que nadie espere unas palabras de aliento de Cuitláhuac García, ese que siendo diputado por el distrito de Xalapa dijo: «Que se rasque con sus propias uñas».
De ese tamaño es la sensibilidad del gobernador de Veracruz que ya sólo ve pasar el tiempo, y su estadía en Palacio de Gobierno es un desperdicio. Por ello no le importa que las encuestas lo pongan en penúltimo lugar o en último lugar; no le importa si los veracruzanos se inundan o si les cae un rayo; no le importa si los alcaldes de Morena se mueren de Covid o sobreviven. Él sólo quiere ver pasar el tiempo. Tal vez ahora que su favorito Zenya ha anunciado que le dio el Covid, a lo mejor a él si le manda rosas o una canasta con frutas.
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