Nada, el gobernador ha sido omiso, y aunque su presencia en el lugar de la tragedia sólo sería un estorbo, al menos debería poner a trabajar a sus colaboradores. Por lo mismo, que nadie espere unas palabras de aliento de Cuitláhuac García, ese que siendo diputado por el distrito de Xalapa dijo: «Que se rasque con sus propias uñas».
De ese tamaño es la sensibilidad del gobernador de Veracruz que ya sólo ve pasar el tiempo, y su estadía en Palacio de Gobierno es un desperdicio. Por ello no le importa que las encuestas lo pongan en penúltimo lugar o en último lugar; no le importa si los veracruzanos se inundan o si les cae un rayo; no le importa si los alcaldes de Morena se mueren de Covid o sobreviven. Él sólo quiere ver pasar el tiempo. Tal vez ahora que su favorito Zenya ha anunciado que le dio el Covid, a lo mejor a él si le manda rosas o una canasta con frutas.