Una vez vinculado a proceso, Emilio Lozoya tampoco pisó la cárcel, sino que se le concedió arresto domiciliario; sólo se le colocó un brazalete para tenerlo ubicado vía satélite, además de que entregó su visa y pasaporte. Se esperaba que cada semana Lozoya Austin tendría que ir a firmar al Reclusorio Norte de la Ciudad de México, sin embargo, no fue necesario, pues al vinculado a proceso VIP de la Cuarta Transformación le bastó con mandar un correo electrónico; digo, para que el señor no tuviera que salir de casa con el riesgo de contagiarse de coronavirus.
El espectáculo que está dando el gobierno de López Obrador contradice todo lo que discursaba el entonces candidato sobre los privilegios de la clase política; eso y el mal manejo de la crisis del coronavirus, y la economía en picada le están dando al traste a la Cuarta Transformación.