Hoy me entero de tu muerte Julio César y me pongo a llorar con el día; “tanto amor y no poder nada contra la muerte”

Hoy me entero de tu muerte Julio César y me pongo a llorar con el día; “tanto amor y no poder nada contra la muerte” FOTO: WEB

A Julio César Martínez, mi maestro, lo conocí en esos años de búsqueda. Entonces la poesía era sólo un género literario que para mí se limitaba a una definición de diccionario enciclopédico. Fue Julio César Martínez quien, en su casa de Humanidades, me leyó a Gaston Bachelard; La llama de una vela fue el texto que me abrió la sensibilidad hacia la poesía, no hacia la comprensión de la poesía, sino hacia la emoción del acto poético. En adelante iniciamos una amistad que duró toda la vida. Generoso, Julio César Martínez fue quien me enseñó a hacer libros.

Un día en el trabajo, viendo que tenía libros publicados, me encargaron hacer un libro especial sobre las caricaturas de Nicanor Juanz y los textos de Magno Gacimarrero. Entonces el dinero urgía y a nada le decía que no. Yo no sabía cómo hacer un libro, porque yo era lector y escritor de libros, no editor. Entonces de urgencia fui a casa de Julio, quien me recibió generoso, me dijo que comprara un cuaderno aguilucho y que anotara en cada una de las páginas, incluidas las pastas, lo que debía llevar mi libro.

Aquí la portada, aquí la portadilla, allá la página legal, el índice y al final el colofón. Así, con Julio César empecé mi profesión de editor que tantas satisfacciones me ha dejado; llegué a fundar la editorial de la Universidad Popular Autónoma de Veracruz donde publicamos a René Avilés Fabila, Silvia Tomasa Rivera, Estrella del Valle, Sergio González Levet, Efrén Ortiz y decenas de autores más.

Hoy, en un día muy lluvioso me entero de tu muerte amigo. Me entero de tu ausencia y me duele, me duele como un estallido de tristeza en el alma; me duele porque entiendo que ya no te voy a encontrar en las calles de Xalapa, ya no te voy a encontrar en los lecheros de la Parroquia, en las bancas del parque, en los paseos del Dique. Hoy me entero de tu muerte Julio César, amigo, y me pongo a llorar con el día. Hoy entiendo que era cierta la sentencia poética que nos advertía: “Tanto amor y no poder nada contra la muerte”.

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