Al parecer el presidente Andrés Manuel López Obrador sí se creyó su cuento de que en México se desterró la corrupción; eso a pesar de que el propio INEGI ya dijo que la corrupción en 2019 en lugar de bajar, subió. A sus funcionarios incólumes el presidente de la República los exhorta mediante un edicto a que donen el 25 por ciento de su salario en el caso de altos funcionarios y hasta el cinco por ciento de su salario en el caso de directores y subdirectores. Por supuesto, esta es una estrategia que pretende hacernos creer que los funcionarios de la Cuarta Transformación son honestos y todavía benevolentes, porque se van a quitar el pan de la boca para dárselos a los pobres.
Sin embargo, la corrupción no se ha desterrado, tampoco otros vicios que persisten en los servidores públicos. Ellos siguen robando, inventando empresas para quedarse con obras, colocando parientes y amigos en puestos de autoridad con muy buenos sueldos, saqueando al erario público, inflando presupuestos, entregando productos de quinta y muchos otros vicios más.
Ya no queremos que los magnánimos funcionarios regalen parte de su sueldo a los pobres, no queremos que se quiten el pan de la boca para darlo a los más necesitados. Señor presidente, nos conformamos con que dejen de robar. Con eso este país podrá salir adelante, mientras tanto, el barco se hunde.
Comentarios