Francisco Vargas / La visita de López Obrador a Washington D.C fue sólo el resultado de una efectiva estrategia electoral de Donald Trump de cara a la elección presidencial para consolidar su reelección en Noviembre de este año con el extraordinario pretexto de la relación bilateral y la reciente aprobación del T-MEC. Este viaje diplomático del presidente mexicano hace que la popularidad de Trump comience a recuperarse después de una abrupta caída, consecuencia de la inestabilidad política que se vivió apenas el mes pasado en ese país, pues no olvidemos que la aprobación del estadounidense descendió considerablemente después de la cruel muerte del afroamericano George Floyd, acompañado de una serie de desacertadas declaraciones por parte de él mismo contra cientos de manifestaciones a lo largo y ancho de Norteamérica.
El que parecía un buen discurso con información valiosa e importante en materia comercial e histórica por parte de López Obrador en la capital más poderosa del mundo, terminó siendo un mensaje obsoleto, aburrido y humillante al asegurar que los mexicanos hemos recibido comprensión y respeto, además de agregar que Trump no ha tratado de imponernos nada durante su mandato, algo que es absolutamente falso. Prueba de ello es la amenaza de imponer aranceles a productos mexicanos exportados a su país tan sólo el año pasado, además de la construcción del famoso muro a lo largo de nuestra frontera norte, sin mencionar el obligar a Andrés Manuel a desplegar a la recientemente creada Guardia Nacional a vigilar ambas fronteras, además de contener a migrantes centroamericanos en nuestro país.
Trump ha sido el presidente estadounidense más xenófobo y antimexicano de la historia, capaz de ofendernos a tal grado de catalogarnos como violadores, secuestradores y delincuentes, ¿Y a López Obrador se le ocurre decir ante la prensa mundial que nos ha tratado con comprensión y respeto?
Esto termina por sepultar el discurso del candidato demócrata Joe Biden contra Trump como el presidente que más odio ha esparcido contra la comunidad latina siendo capaz de enviar a niños hispanos como animales a jaulas de migración, es decir, un arma de doble filo y un gran riesgo por parte de los asesores del gobierno mexicano en caso de que Trump pierda o gane la elección.
Al final las predicciones de la mayoría fallaron, Trump mantuvo una postura respetuosa y diplomática (por lo menos ese día) con México y no busco minimizar y humillar al presidente mexicano, ya que al final de cuentas no fue necesario porque el mismo terminó haciéndolo.
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