Después del jolgorio viene la resaca, eso lo saben muy bien los maestros mexicanos. Muchos celebraron el pírrico incremento salarial que consiguió la Comisión Negociadora del SNTE, algunos maestros todavía postearon en sus redes sociales: «Algo es algo», «deberíamos de estar agradecidos que tenemos trabajo», «poquito pero tenemos». Sin embargo, después de que en esta quincena cobraron su incremento salarial del 3.4 por ciento, con efectos retroactivos desde enero, se han dado cuenta que el incremento salarial fue un verdadero recordatorio maternal.
El 3.4 por ciento de aumento directo al salario representa un incremento de 285.6 pesos al sueldo tabular, es cierto que esta administración sindical en el 2013 obtuvo el 3,9 por ciento, pero en el 2014 tuvo un retroceso y sólo se consiguió el 3.5 por ciento directo al salario. El incremento que se alcanzó en este año es muy semejante al que se obtuvo cinco años atrás, ya que en el 2015 también se consiguió el 3.4 por ciento.
El incremento que mayor beneficio económico ha traído al magisterio fue en el 2009 y en el 2010, con un incremento directo al salario de 4.9. Claro que en ese tiempo las riendas del SNTE las llevaba la maestra Elba Esther Gordillo Morales. El asunto es que muchos maestros, tanto activos como jubilados, no están contentos de cómo lleva las cosas Alfonso Cepeda Salas dentro del SNTE. Por lo pronto, los maestros nada más miran cómo los productos de la canasta básica se elevan por las nubes, mientras su incremento salarial no sirve para gran cosa.
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