En el búnker de Peña Nieto, había una seria preocupación. De fuentes confiables se sabía que la líder del sindicato más poderoso de América Latina estaba en contra de la Reforma Educativa. Tanto Luis Videgaray, Osorio Chong, y Aurelio nuño Mayer, confirmaban que la maestra Elba Esther Gordillo Morales, no estaba conforme con la palabra “permanencia” en el manuscrito que más adelante presentarían a las diferentes cámaras legislativas. Así que, con ayuda de Murillo Karam, determinaron que la líder magisterial debía ser detenida, a como diera lugar. La historia ya la sabemos.
La maestra fue recluida para que pudiera pasar la mal llamada Reforma Educativa. El gobierno de Peña Nieto ahora necesitaba un líder frente al SNTE que pudiera manejar a su antojo. En ese contexto el dedo presidencial le dio el visto bueno Juan Díaz de la Torre, un hombre fácil de manejar y que había hecho su carrera política a las faldas de su mentora. Quien ahora tenía toda la fuerza del Estado en su contra. En esos momentos, solo muy pocos demostraron su lealtad, muchos le dieron la espalda a la maestra.
Ya sin la presencia de Elba Esther Gordillo, el apoyo del SNTE al PRI fue total. Se negoció un lugar en el congreso federal para Juan Díaz de la Torre mediante el partido turquesa, con la condición de que el magisterio votara por el candidato oficialista. Juan Díaz de la Torre asumió su papel de marioneta a la perfección. En ese entonces, Alfonso Cepeda era el encargado de las Finanzas.
Era bien sabido que una de las grandes preocupaciones del equipo de Enrique Peña Nieto, era sacar rápidamente la Reforma Educativa, ya que posteriormente vendría la reforma fiscal. Sin embargo, no contaban que el magisterio no votaría por ellos, hoy Juan Díaz de la Torre tan solo es un mal recuerdo para los maestros, y ese mismo camino está por recorrer Alfonso Cepeda Salas.
Comentarios