A todo esto, hay que sumar que, en muchos hospitales, a estas alturas de la pandemia, siguen reportando un desabasto de insumos y equipo de protección. ¿Por qué la urgencia de señalar el fin de la pandemia? ¿Por qué la urgencia de lanzar a las personas a las calles sabiendo que en México el índice de letalidad es del 11 por ciento? ¿Por qué esa obcecación de pelearse con la realidad, sabiendo que la realidad siempre sale vencedora?
Al final, en un destello de leve sensatez, el presidente señaló: «Desde luego tenemos que continuar con las medidas de sana distancia y vamos a la nueva normalidad que implica comportamientos distintos en nuestra convivencia tanto en lo familiar como en lo público».