¿Una nueva era?

Catástrofe
Coronavirus en México FOTO: WEB
- en Opinión

Alberto Calderón P. / La crisis provocada por la pandemia ha reducido las emisiones contaminantes en la atmósfera, gracias a la caída del tráfico de automóviles en las principales ciudades del país y en general de nuestro planeta.

El plan de recuperación económica y de la nueva normalidad debería contemplar dentro de sus prioridades el abordar de forma sería el realizar acciones encaminadas a combatir el cambio climático. Recordemos que antes de que el virus apareciera el movimiento vehicular, las emisiones de contaminantes de la industria, y no solo de las emisiones, también el ruido, las partículas de diversos componentes y peligrosidad que poco a poco bajan para instalarse sobre cualquier superficie incluidos nuestros pulmones, la vista, la piel, los alimentos.

La reflexión sobre el alto de todas las actividades nos hizo a muchos repensar el futuro, los trabajos desde casa para muchas disciplinas laborales pudiera ser una creciente forma de actividad, sin la molestia de los traslados en donde se pierden muchas horas, con las consiguientes prisas para llegar a tiempo a las oficinas cargados de estrés y los interminables regresos con el peso del cansancio para retornar al hogar. Vemos como noticias alentadoras que los empleados de Twitter trabajarán ahora desde su casa de forma permanente.

En París se están construyendo 650 kilómetros de ciclovías, en Milán están trabajando para motivar a la gente para la movilidad motriz y con alternativas distintas al automóvil. Nosotros en nuestro México no vemos una política pública que nos hable de algún cambio en beneficio de la sociedad a partir de un esquema ecológico y menos climático.

Desde la revolución industrial las emisiones de carbono en el mundo provocaron elevadas temperaturas por su actividad, durante la segunda guerra mundial se redujo la contaminación al dejarse de caer unos 800 millones de toneladas de contaminantes, la crisis petrolera en la década de los 70s del siglo pasado, disminuyó unos mil millones de toneladas, nada que ver con lo generado por la pandemia, la reducción de emisiones contaminantes estará alrededor de los dos mil y tres mil millones de toneladas, La firma de Investigación Independiente Rystad Energy indicó por medio de su vocero Erik Holm Reiso que durante este años de dejarán de consumir un promedio de 10 millones de barriles de petróleo diarios.

La evidencia del calentamiento global es clara, nos dice la Organización Mundial de la salud que en los recientes 22 años, tuvimos en veinte de ellos años más cálidos, en ese periodo el nivel del mar entre el 2005 al 2015 un promedio de 3.6 milímetros por año, el descongelamiento gradual de los polos es una de las causas principales, esto trae como consecuencia un desface de los ciclos agrícolas, un cambio en el habitad de los animales y el consiguiente incremento de catástrofes climáticas cada vez más recurrentes, las emisiones de CO2 tardan décadas para poderse eliminar de la atmósfera.

No es una posición catastrofista, por el contrario es ver las posibilidades que tenemos en un ambiente confuso donde el confinamiento nos hace pensar muchas veces en salir desbocados a las playas, los comercios, las distracciones sin pensar en la mesura que de debe tener para realizar todo lo contenido, este respiro de la naturaleza es algo insólito, sería un acto imposible si alguien hubiera planteado hacer un alto en la dinámica de la vida para disminuir los gases de efecto invernadero, tuvo que ser un virus, el que postergó por un tiempo los catastróficos efectos de un grave problema que acecha a todos los seres vivos.

Pero usted por favor hoy sea feliz.

 

* Miembro de la Red Veracruzana de Comunicadores (REVECO)

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