Cuando el circo llegaba a la ciudad, se montaba en las instalaciones de Galmoty, donde hoy es una biblioteca de la Escuela Normal Veracruzana. No había Zetas ni forajidos que se pelearan la plaza, había seguridad, era común ver parejas caminando por las florecientes avenidas. El mercado Jáuregui era sitio obligado de pobladores cercanos a Xalapa.
Regularmente llegaban en autobuses de la línea Banderilla, mismos que hacían estacionamiento en la calle de Lucio, casi frente a la calle Abasolo. En esos tiempos los niños aprendían a defenderse, a jugar rayuela, canicas, burra tamalera y a los encantados. Realmente Xalapa era bella, un marco perfecto para crecer y dejar los pantalones cortos guardados junto a los bellos recuerdos de la infancia.