Salvador García Soto columnista de El Universal se sintió aludido y por ello le dirigió estás palabras: “Seguro que a ninguno de los expresidentes que han sido repasados y cuestionados en este y muchos otros espacios periodísticos les hacía gracia la crítica; es más, algunos ni se enteraban porque no leían periódicos, pero es un hecho que varios de ellos, que no se quejaban en público sí lo hacían en privado y hasta fueron mucho más censores y agresivos con la prensa al pedir, a través de sus voceros y operadores de medios, la remoción, castigo o de plano el despido de los periodistas “incómodos” que los cuestionaban.
Pero nunca ningún presidente vociferó ni perdió tanto tiempo cuestionando a los medios y lamentándose de lo que dicen o no dicen de él, como lo hace Andrés Manuel López Obrador. El nivel de intolerancia a la crítica que muestra el presidente –de cualquier tipo pero especialmente a la de los periodistas– sólo puede entenderse de dos maneras: o su ego personal es enorme y no soporta los comentarios negativos ya sea de él o de su gobierno, o estamos ante un perfil autoritario y dictatorial que, bajo la lógica del blanco y negro o del “estás conmigo o estás contra mí”, confunde y no entiende que la crítica y el análisis que se hace de su gobierno no es un tema de “liberales o conservadores” sino más bien de la revisión obligada de su papel actual como gobernante y representante del poder”.