Ante este suceso, las personas que se encontraban en el lugar empezaron a reclamar a los empleados encargados de impedir el acceso a las personas que no cumplan con las recomendaciones. Las personas les decían que cómo se les ocurría que la madre iba a dejar a su pequeña ahí en la banqueta, pero los encargados del supermercado siguieron en su postura.
Hubo otras personas que dijeron que esta firme decisión de la administración es lo que se debe de hacer para que así no se propague la infección. Los más prácticos simplemente recomendaron no volver a ir a Aurrerá y comprar víveres en las tiendas de la esquina.