Pero hay más. El dinero de las cafeterías escolares, millones de pesos mensuales que no se sabe a dónde fue a parar, los contratos por adjudicación directa y el nepotismo rampante en una secretaría que se está convirtiendo en un negocio familiar. Como esta vez no se pudo ocultar el sol con un dedo, la fiscal espuria, Verónica Hernández Giadáns, soltó a su jauría para proteger a Zenyazen Escobar, el favorito de Cuitláhuac García.
De modo que, como si fuera un golpe justiciero, anunció que 8 exfuncionarios duartistas entraban a la cárcel. ¿Quiénes? Nadie en realidad relevante, por eso tenían que ser 8, para que sonara espectacular. Pero el caso es que, como se esperaba, están usando la institución de la procuración de Justicia con fines políticos y para crear cortinas de humo para esconder las torpezas y corrupción del favorito.