Hombre Lobo o Coronavirus

Lobo
Hombre lobo FOTO: WEB
- en Opinión

Salvador Muñoz / Un “Hombre Lobo” tiene en jaque a algunos poblados de Chiapas, como Coita, Ocozocoautla y Ocuilapa de Juárez… dicen que le tienen más miedo a este fenómeno que al Coronavirus…

Allá por 1987-88, en Orizaba, empezó a circular la especie de que había un Hombre Lobo. Bachilleres que gustaban de tomar la guitarra y llevar serenatas, transitábamos por varias calles de la Pluviosilla con singular alegría hasta que las guitarras se iban haciendo menos conforme pasábamos por la casa de los integrantes y al final, sólo quedábamos dos: Melquiades y yo, quienes teníamos que cruzar la Alameda y la Estación del Tren. ¡Se los juro que hablábamos de cualquier cosa, menos de Hombres Lobo! pero bastaba cualquier pinche ruidito para que camináramos más aprisa y nuestro andar casi se convirtiera en carrera…

Dice la Mujer que acá en Xalapa, ella oía la versión de una Loba en el cerro del Macuiltépetl, pero no tiene muchos datos porque ella era una niña no mayor de doce años. Por cierto, por esas fechas, se aproximaban las elecciones… sí, no había coronavirus, pero sí elecciones

Le digo a la Mujer que el cerebro trabaja de una forma muy canija más cuando se dan esta clase de rumores… no importaba que no creyera en esa leyenda urbana, era suficiente que mi subconsciente se activara para que una vez que dejara a Melquiades en la puerta de su vecindario, corriera raudo y veloz dos cuadras y cacho hasta llegar a la puerta de mi casa…

Hoy no tenemos Hombres Lobo en Xalapa… pero sí cinco casos positivos de Coronavirus (hasta el martes por la noche)… en lo particular, realmente no le tengo miedo a la pandemia pero dígame, explíqueme, hágame entender el porqué si en la calle, alguien estornuda con todas las fuerzas que le permiten sus pulmones, sin cubrirse la boca y para rematar, se tapa una fosa nasal y expulsa mucosidad por la otra, tengo una enorme necesidad de salvar distancia lo más pronto posible de esa persona, cual si le fueran a salir colmillos, pelos, garras

Al final, el Coronavirus viene a ser nuestro monstruo de Frankenstein moderno, pero sin chusma que pretenda destruirlo, salvo por nuestras autoridades… por ejemplo:

1.- La disposición municipal de que en todos los lugares públicos se use cubrebocas, habla del interés del alcalde de Santiago Tuxtla por sus ciudadanos.

2.- El hecho de que se haya generado un “retén sanitario” en los accesos a la ciudad, donde se revisa la temperatura de los pasajeros de cada vehículo, puede causar escozor en muchos, más cuando se impide el acceso a Córdoba si registran fiebre, argumentando dónde queda el libre tránsito… éste queda abajo del bien común, del resguardo de una comunidad…

3.- Similar medida tomó Tamiahua pero hace más de un mes… la alcaldesa Citlali Medellín no esperó indicaciones de entidad federal o estatal ni de Salud; sólo pensó en el bien de su municipio…

4.- Entre las medidas adoptadas por el ayuntamiento de Veracruz están las condonaciones, prórrogas y descuentos en cuotas, para enfrentar la pandemia de coronavirus.

5.- El llamado del alcalde de Alvarado a sus homólogos de Medellín, Boca del Río y Veracruz a coordinarse por ser los puntos donde más se concentran casos de Coronavirus, habla de la preocupación por la unidad de fuerzas en tiempos de sana distancia.

Así, con diversas medidas, de distintos tamaños y dimensiones, muchas autoridades municipales buscan preservar la salud de sus ciudadanos… esos ciudadanos que siguen la vida como si nada… el martes, una amiga que trabaja en Plaza Ánimas, se sorprendía del ir y venir de la gente por los pasillos en el “living la vida loca”, mientras que ella los ve desde su mascarilla hecha en casa. A lo mejor nos falta a los ciudadanos oír un discurso como el que dio el periodista Tomás Zapata, de Campeche, quien calificó de “pendejos” a los ciudadanos de esa entidad por no hacer caso al #QuedateEnCasa o quizás nos sea más fácil generar el rumor de que hay un Hombre Lobo, un Chupacabras, una Camioneta levantando gente para sustraer órganos, o cualquier otra leyenda urbana, porque nos queda claro que el Coronavirus no nos encierra por nada en la casa.

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