Los calendarios de pared

Calendarios
Calendarios en la pared FOTO: XALAPA ANTIGUO
- en Opinión

Jorge Díaz Bartolomé / Los museos son ventanas abiertas al conocimiento, cualquiera puede escoger que temática desea explorar, el tiempo invertido siempre será gratificante.

Hace un tiempo tuve el gusto de visitar el Museo del Calendario en Querétaro, sencillamente fue una maravilla para quienes crecimos con los calendarios de pared. El museo es privado y es una muestra de como las cosas se hacen bien cuando se quiere divulgar de forma cronológica la historia del calendario en México, por supuesto con una detallada introducción de su desarrollo en otros países. Todos los ejemplares son originales, propiedad de la empresa Landin, fundada en Orizaba en 1884, aunque cerró sus puertas en 1913 por la Revolución. La imprenta reabrió algunos años después, lanzando su primer calendario para un almacén de telas, encajes y mantas de viaje llamado “El Fénix”, en San Andres Chalchicomula, Puebla, el más antiguo en exhibición. De esta manera inicié el recorrido por cada una de las salas, pasando por todas las décadas del siglo pasado. Las salas de exhibición son verdaderos túneles del tiempo, sobre todo para quienes crecimos con los calendarios de pared. Una sala está dedicada a las pinturas del gran Helguera; sólo se exhiben unas cuantas, ya que su acervo supera las 600 piezas.

No había hogar, consultorio, taller, fonda, cantina o despacho que no tuviese en alguna pared un calendario de Jesús de la Helguera, pintor exclusivo de cigarrera “La Moderna”, empresa que publicaba los famosos ejemplares. Mi sorpresa fue encontrarme con un calendario de Xalapa del año 1949, hecho para la “Jalapa Motors”, cuando ésta se ubicaba en Ursulo Galvan; un ejemplo del arraigo que siente uno cuando encuentra fuera de su estado algo de su tierra.

Hoy en día, estas joyas impresas se encuentran en peligro de extinción, pero siempre será reconfortante encontrarse con nostálgicos pasajes de nuestra juventud.

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