Resulta que los valientes y envejecidos maestros jubilados de la Sección 42, estatal, determinaron ponerles un alto a esos caciques, que a los cuatro vientos han tomado del dinero que por derecho y ley les corresponde. Por eso, el sesudo investigador Manuel Gil Antón se pregunta, ¿cómo llamar cuando se estafa a quienes dieron sus mejores años de vida a la educación en el Estado de Chihuahua?
No se encuentra fácil un calificativo, dice Antón, pero les pone el calificativo de trúhanes. Aunque nosotros le podríamos decir al estilo veracruzano, esas son chingaderas. Ojalá que después que pase este asunto del Covid-19, los maestros de Chihuahua, tengan muy presentes la manera tan indignante de tratar a los maestros jubilados. ¡Esas verdaderas chingaderas!