Mujeres, la primera muestra

Polémica
Eso de los maestros que aprovechan su situación de poder para conseguir lo que quieren de sus alumnas, es una práctica que ha sido común, escúchenlo bien, desde siempre. FOTO: WEB
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Eso de los maestros que aprovechan su situación de poder para conseguir lo que quieren de sus alumnas, es una práctica que ha sido común, escúchenlo bien, desde siempre. Y permaneció exitosa por tanto tiempo en nuestras aulas porque los profesores llevaban todas las de ganar en un sistema injusto que le ponía todas las trabas a una muchacha que se atreviera a denunciar ciertas actitudes o insinuaciones de algún mentor.

 Sergio González Levet/Una consecuencia inmediata del pasado Día de la Mujer y del Día Sin Mujeres, es que han empezado a surgir públicamente denuncias en contra de acosadores que son docentes en escuelas de nivel medio y superior.

Eso de los maestros que aprovechan su situación de poder para conseguir lo que quieren de sus alumnas, es una práctica que ha sido común, escúchenlo bien, desde siempre. Y permaneció exitosa por tanto tiempo en nuestras aulas porque los profesores llevaban todas las de ganar en un sistema injusto que le ponía todas las trabas a una muchacha que se atreviera a denunciar ciertas actitudes o insinuaciones de algún mentor. Era la palabra del maestro contra la de la alumna, la palabra de la persona de más edad contra la palabra de una adolescente o una niña, y éstas últimas por lo general salían perdiendo.

Por otra parte, quienes han dado clases en alguna secundaria o preparatoria saben que las pubertas atraviesan por un estado hormonal y emocional muy intenso que las convierte en presas más o menos fáciles para quienes se dejan llevar por las… por las… ¡ya!, por las debilidades de la carne y olvidan su condición de mentores a quienes se les ha encargado la delicada tarea de conducir a jóvenes por el buen camino.

Pero las cosas están cambiando, y las condenas contra abusadores desde el pupitre no se han hecho esperar, como tampoco la defensa muchas veces banal y otras sospechosa que hacen de ellos las autoridades de sus respectivas escuelas, ya no se diga sus líderes sindicales. Cuántas historias no pasaron por las aulas de México de estudiantes que fueron abusados por sus profesores o profesoras, sobre todo sexualmente; cuántas injusticias no se cometieron porque se le creía más a la persona mayor que a las y los menores; cuántas vidas no se echaron a perder, víctimas de la seducción y la maldad sin límites.

Después de las marchas multitudinarias, luego del éxito del 9 de marzo convocado por las Brujas del Mar y el empoderamiento que han traído consigo esos dos días para las mujeres mexicanas, está surgiendo una especie de #metoo escolar. Recordemos que #metoo (“yo también”, en español) es el exitoso hashtag de la campaña de denuncias que llevó hace unos días a la condena de 23 años de prisión para el otrora poderoso productor de Hollywood Harvey Weinstein, quien abusó de infinidad de actrices y empleadas durante su larga carrera cinematográfica.

Para quienes pedían una prueba visible del éxito del movimiento de las mujeres, ahí está la muestra palpable de que las cosas ya son diferentes en la relación entre los sexos, y que la otrora considerada parte “débil”, mostró fehacientemente su fuerza inaudita. Y ya nunca nada será igual.

 

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