No tienen a quién echarle la culpa, no tienen respuesta para los reclamos de los ciudadanos, quienes exigen más seguridad. No está Winckler para decir que la culpa es de él; está una fiscal espuria a la que usan de edecán y compañera de baile. Ya pasaron 14 meses y el pasado ya no es Yunes Linares, el pasado ya es Cuitláhuac García, quien tomó posesión del gobierno en diciembre de 2019, y hoy es febrero de 2020. Quieren hacernos creer que las agresiones del crimen organizado en contra de elementos de Seguridad Pública y Seguridad Municipal en Córdoba son por causa de las estrategias que ellos han implementado en contra de los criminales.
Pero los criminales hablan de pactos rotos, ¿pactos con quién? El caso es que los muchos frentes de guerra que el día sábado se abrieron en diferentes poblados de la zona Orizaba-Córdoba-Fortín es un llamado de atención a un gobierno que no puede con la inseguridad en el estado. Ya no sólo es el sur de Veracruz, en la frontera con Oaxaca, sino la franja del centro que comunica con Puebla.
Si no pueden con el sur y dejan que se incendie sin hacer nada, ¿cómo podrían ahora con la zona centro? Nada han dicho, porque la embestida los dejó azorados. Ni el burletas del gobernador (quien prefiere bailar La Bamba) ni el “lengua larga” de Éric Cisneros (quien de seguro vuelve a culpar a los periodistas) ni Hugo Gutiérrez Maldonado (quien ya se dio cuenta de la magnitud del encargo que tiene).
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