No parece ser que a la señora Irma Reyes le sobre el dinero. Ella vive en una vivienda humilde de la colonia La Palma, en el municipio Isidro Fabela del Estado de México. No se necesita ser un sociólogo para darse cuenta que la mujer tiene muchas carencias. Irma Reyes es tía de Mario Alberto, el feminicida, quien junto con su pareja Gladis Giovana secuestraron y asesinaron a Fátima Cecilia de siete años de edad. La Procuraduría General de Justicia de la Ciudad de México ofreció una recompensa de 2 millones de pesos para quien diera datos que ayudaran a la captura de los dos feminicidas.
Vaya usted a saber si esa recompensa le corresponde a la señora Irma Reyes, quien, según relata, iba a entregar a su sobrino y a la esposa de éste a la policía. Sin embargo, la señora Irma Reyes dijo: “Yo no quiero lucrar, jamás he pedido dinero ni quiero. No es que no lo necesite, pero no quiero lucrar. Yo no quiero ninguna recompensa: quiero que se haga justicia divina y de la Tierra”.
De comprobarse lo dicho por la señora, quien desde un principio exhortó a los feminicidas a entregarse; la autoridad debería considerar darle una buena recompensa. Irma Reyes nunca tuvo intención de encubrir a los asesinos de Fátima, las autoridades deberían considerar la entereza de una mujer que, a pesar de la necesidad, rechaza haber buscado ganancia material con la entrega de su sobrino. Además, según las autoridades, la señora se quedó custodiando a los tres hijos de los feminicidas.
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