A Juan Vera Carrizal se le señaló de inmediato como el autor intelectual de las agresiones con ácido en contra de la saxofonista María Elena Ríos. Los familiares no dudaron en señalarlo como el agresor y de inmediato exigieron justicia. Sólo que había un problema. Juan Vera Carrizal ya no estaba en el PRI, ya era del Partido Verde Ecologista, el partido que ayudó a que López Obrador llegara al poder; Vera Carrizal era amigo de Javier Herrera Borunda y colaborador de Manuel Velasco, exgobernador de Chiapas y uno de los dos dedos chiquitos de AMLO. Es por ello que la Fiscalía de Oaxaca desestimó las acusaciones de la familia, hasta que esas acusaciones llegaron al presidente de la República.
Pero, aun así, no buscaron a Vera Carrizal para que declarara y al menos negara su culpabilidad. Fue cuando el asunto se volvió del interés nacional que el gobernador de Oaxaca, Alejandro Murat, dijo que no habría impunidad, sin embargo, nadie buscaba a Vera Carrizal. Cuando atraparon a los dos hombres que participaron en la agresión, sólo entonces empezó la búsqueda.
Vera Carrizal tuvo mucho tiempo para huir, para salir del país, para esconderse. Ahora, la Fiscalía de Oaxaca ofrece un millón de pesos por quien dé datos fidedignos para lograr su aprehensión. Dinero que se hubieran ahorrado si lo hubieran llamado desde un principio, o lo hubieran detenido después de la denuncia de la familia de María Elena Ríos.
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