Dirigir al sindicato más grande de América Latina y más numeroso del país, y hacerlo de la manera correcta, no es cualquier cosa. Se requiere disciplina, temple, conocimiento y mucha sensibilidad. No sólo se trata de administrar, sino que se requiere tener conocimiento y control de las diferentes secciones en los 32 estados. Los diferentes casos de corrupción en Coahuila, Nayarit y Zacatecas sólo reflejan la debilidad del liderazgo del actual comité. La pérdida de varias conquistas sindicales, entre ellas Carrera Magisterial, el escalafón, la doble plaza, la plaza comodín y la negociación estatal fueron borradas ante la complacencia de unos líderes de papel que no pensaron que de esa manera perjudicaban a sus agremiados.
Desde luego que estas circunstancias abonan el terreno para el regreso de la maestra Elba Esther Gordillo. De esta líder se podrán decir muchas cosas, sin embargo, mientras la maestra mantuvo su liderazgo, el magisterio mexicano pasó por sus mejores momentos. A partir del 2013, año en que depusieron arbitrariamente e injustamente a la maestra Gordillo, los maestros fueron víctimas de la voracidad y falta de arrestos de Díaz de la Torre y Cepeda Salas. Del 2013 hasta el 2018, Juan Díaz de la Torre jamás pudo superar los incrementos que la maestra Gordillo logró mientras estuvo al frente.
Es más, la maestra logró en dos años consecutivos (2009-2010) un incremento de 6.4, coronando el 2011 con un incremento total de 6.05, algo que ni en sus febriles sueños consiguió la dupla Díaz-Cepeda. Por esas razones es que Cepeda Salas no quiere que aparezca en la boleta para la renovación del nacional el nombre de la maestra, sabe que si eso pasa, él junto a su camarilla tendrá que ir preparando sus maletas con un boleto sin retorno en la mano.
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