Un México no competitivo

Cortados
Proyecto de refinería de Dos Bocas FOTO: WEB
- en Opinión

Francisco Vargas / Como todos sabemos, el primer año del Gobierno de López Obrador marcó la primer recesión económica nacional desde la crisis mundial del 2009, lo cual colocó a México en un estancamiento de -0.2% mientras que en el mundo hubo un crecimiento en promedio de 2.9% según cifras oficiales del Banco Mundial, disminuyendo notablemente el nivel de competitividad económica de nuestro país a comparación de como se venía haciendo en los sexenios anteriores.

Así mismo, se ha implementado una serie de proyectos que no sólo no son viables financieramente hablando, sino que destacan por su anticuada implementación sin resultados relevantes para los mexicanos, de los cuales el más famoso hasta ahora es la construcción de la refinería de Dos Bocas en Tabasco, la cual excede en su costo a más de 10 mil millones de dólares, el cual especialistas calculan que tendría las ganancias de inversión en al menos 15 años, ya que hoy muchos países primermundistas están empezando apostar por energías renovables y 3 de las empresas automovilísticas más importantes del mundo, han anunciado la última producción de sus carros de combustible para 2022, es decir; una millonaria inversión tirada a la basura.

Por otra parte el gran error de haber cancelado la construcción del Aeropuerto Internacional en Texcoco (la más grande obra de infraestructura en la historia de México), con un 30% de avance y adquirir una deuda con las empresas que habían invertido en dicha obra, sin poder recuperar lo invertido.

Sin embargo, estos son sólo 3 de los múltiples ejemplos de proyectos y resultados que están dejando a nuestro país en una precaria posición internacional, todos emanados de un nuevo modelo económico y gubernamental que le resta autonomía tanto a órganos autónomos institucionales como a las mismas empresas nacionales y extranjeras que empiezan a perder interés de inversión, ya que al eliminar esas garantías legales que protegían de alguna forma su capital, hacen que automáticamente volteen a ver nuevas economías latinoamericanas emergentes que cuentan con mejores garantías legales y un libre mercado abierto a hacer crecer su empresa.

Ojalá fuera una mala broma, pero México comienza a copiar el modelo de gobierno de países como Venezuela, Nicaragua, Bolivia o incluso Cuba, donde por medio un sistema con tintes socialistas, limita la libertad económica de todo tipo de inversionistas para ser reguladas exclusivamente por el Estado.

Es un hecho que este modelo político-económico de gobierno es anticuado e ineficiente, pero ideológicamente se vincula muy bien con este joven régimen y sus representantes parlamentarios que buscan a como dé lugar imponer este autoritario sistema para nuestro país. Debemos dejar claro que no lo vamos a permitir.

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