Ya lo dijo Alejandro Encinas, subsecretario de Derechos Humanos, Población y Migración, se puede escuchar la opinión de la iglesia católica, pero el gobierno no se puede subordinar a su voluntad y mucho menos dejarse chantajear por una institución que tiene problemas más importantes por solucionar. Siguen surgiendo los casos de abuso infantil en la iglesia católica, y los feligreses no han realizado ninguna marcha para exigir que se ponga un alto a ese abuso que es contra sus hijos católicos.
Cada día hay más deserción de fieles, precisamente porque no se presta atención a la fe, sino a los intereses políticos y económicos. Entonces, teniendo problemas más graves por resolver, para que gastarse en impedir que otros consigan el derecho de vivir amparados por un contrato matrimonial.