Todo fue una simple anécdota. Uno de sus súper asesores habló con un empleado de esa empresa y entonces se le ocurrió decirle a la señora Arbesú que sería buena idea anunciar la inminente llegada de turistas montados en esos cruceros. Pues como si eso no bastara, la secretaria de Turismo regresó a España a preguntar por qué no llegaron los cruceros.
Por supuesto en ese viaje al viejo continente se llevó a toda esa bola de asesores que cobran sin desquitar nada. A ver si al rato que vuelva de su viaje no sale con que vienen más cruceros a Veracruz y que por ello el turismo internacional aumentó en 2020 no un 331 por ciento como en 2019, sino en un tres mil por ciento. Ya ven que en eso de verle la cara de tonto al gobernador ella se las ingenia, y bien.