Cuitláhuac, rehén de su propio pueblo

Cuitláhuac
Cuitláhuac García Jiménez en Soledad Atzompa FOTO: WEB
- en Opinión

Edgar Hernández* / 

Las elecciones, fecha de caducidad de Morena

Lo sucedido este domingo en Soledad Atzompa, en donde retuvieron por más de siete horas al gobernador Cuitláhuac García Jiménez, por incumplimiento de compromisos no es más que el reflejo de lo que sucede en los 212 municipios que conforman la geografía veracruzana.

Ese hartazgo, aunada la desesperación e irritación ciudadana ante la ausencia de seriedad de parte de quienes en mala hora llegaron para “gobernar”, está propiciando una efervescencia que más temprano que tarde podría traducirse en un estallido social.

No se puede gobernar con ocurrencias o a la vieja usanza de ahí te prometo y ya mañana veremos si te cumplo.

Lo que sucede en Veracruz, aparte de la señalada incapacidad para gobernar de nuestro “Cantinflas” veracruzano, no es más que la resultante del no ejercicio presupuestal.

Si es cierto que se devolvieron a la federación más de 35 mil millones de pesos por subejercicio presupuestal –así fueran cien pesos- no es más que la peor de las injusticias que se pueden cometer contra un pueblo inerme, empobrecido, con hambre, sin poderse comunicar y carente de empleos y expectativas de desarrollo.

Lo de Soledad Atzompa, tiene un antecedente parecido al de Chinameca a principios de su gobierno cuando Cuitláhuac García, quiso venderles espejitos para convertir al municipio en un recipiendario de basura y por respuesta obtuvo un “si no puedes vete a chingar a su madre”.

En esa oportunidad, Cuitláhuac García, también sería retenido por horas y obligado a firmar compromisos que no tenía previstos.

A partir de entonces el mandatario se convertiría en rehén de su propio pueblo.

Previsible pues que en lo sucesivo, después de las dos pruebas de ácido, no pueda salir de su casa ¿por cierto dónde vive? sin que la gente se le eche encima reclamando por la inseguridad, por los abusos policiales, por la corrupción de sus colaboradores, por los “moches”, por el nepotismo manifiesto en sus oficinas, por evadir sus yerros echando la culpa a sus antecesores.

Hoy tras lo de Soledad Atzompa, antes Chinameca, queda claro que el gobierno, a un año de desgobierno huele mal, apesta… no acaba de convencer.

Dicen sus dos que tres apologistas pagados que le está echando muchas ganas pero no se nota ante el reclamo del día a día de millones de veracruzanos desencantados con su pésimo gobierno.

Y no tardando, como dicen en los ranchos, será sacado en burro a donde llegue o un día –como dicen las abuelitas- “Dios no lo quiera”, pero se le va a aparecer el Diablo sin calzones y de la retención habrá de transitar al secuestro total y del secuestro al atentado.

Y es que hay mucho ruido y malestar en las calles producto de la insatisfacción social. Hay mucha gente desesperada que no tiene lo más elemental para llevar a sus casas. El desempleo es mal consejero. La ruina agraria empeora la situación.

Ello sin contar con que deambulan como “Pedro por su casa” ejércitos delincuenciales agrupados en siete Cárteles que han tomado el control de pueblos y ciudades, que han sustituido a la autoridad y tienen de rodillas a la ciudadanía.

Todo ello es un peligroso caldo de cultivo que con salsa no se remedia.

Afortunadamente la gobernanza tiene fecha de caducidad. Si no se va este amigo antes de que termine el año al deponerlo el gobierno federal, tal como se especula, para las elecciones de julio del año próximo estarán sentándose las bases del fin del experimento pejista para dar paso al cambio, sea por quien fuere, menos todo lo que huela a Morena… y si no,

Tiempo a tiempo.

 

*Premio Nacional de Periodismo

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