Los veracruzanos ya comprobamos que los dichos no siempre tienen la razón, por ejemplo ese que dice que «al que madruga, Dios lo ayuda», no se cumple en la persona del gobernador de Veracruz. A pesar de llegar todo desmañando y aún con las lagañas en los ojos a las dichosas Mesas para la Construcción para la Paz, Veracruz sigue ocupando los primeros lugares en feminicidios y secuestros. No hay un solo día, desde que el hijo de Atanasio García Duran tomó el control del gobierno de Veracruz, en que en no haya algún muerto o varios.
La capacidad de asombro de los veracruzanos desgraciadamente se está perdiendo; ver calles acordonadas por la policía ya es una estampa típica en el estado. Es cierto que se reúnen y que hacen sus estrategias, sin embargo, tal pareciera que todas fallan. Se observa a un gobernador desesperado, que ya no ve para cuándo soltar el arpa.
Y es que la presión para García Jiménez no es cualquier cosa, el pobre hombre tiene que lidiar con el fuego amigo de las inoperancias y falta de experiencia de su gabinete y, también, tiene que entregar resultados prontos e inmediatos al señor presidente. Y lo peor, su secretario de Gobierno no lo ayuda al 100 por ciento. Esa es parte de la historia del Cuic en Veracruz, quien desafortunadamente no se deja ayudar.
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