Pero lo más grave, relata la joven, fue cuando el sacerdote la empezó a tocar: “Cuando íbamos en camino el me empezó a tocar los cachetes y me decía “ay que gordita” (no le tome importancia) después me tocó el abdomen y me seguía diciendo cosas así (en ese momento ya me sentía extraña) y de un momento a otro me empezó a tocar los pechos , volteé a verlo asustada y me dice “ay me equivoqué”, me dio demasiado miedo no sabía qué hacer».
Finalmente, Yadhira Gutiérrez se lamenta: «Nunca dije nada, me siento culpable porque no se si esto se lo está haciendo a alguien más». Pues por lo que valientemente relata Yadhira, el asunto del sacerdote de Tolome no se debe investigar sólo por el asunto de las groserías, sino por el posible abuso que pudiera cometer o haber cometido.