Francisco Vargas / Hoy México atraviesa una de las peores crisis de inseguridad y violencia de las que se tenga registro, el plan de seguridad del Presidente López Obrador tiene pésimos resultados, incluso si se comparan con sus dos más recientes antecesores. Y es precisamente esta situación, una de las principales causas que descontentan a la mayoría de los ciudadanos que depositaron su confianza en él las pasadas elecciones del 2018, y que estando a punto de cumplirse un año de su toma de protesta, tiene muy malas cuentas que entregarle al pueblo en su ya próximo, primer informe de gobierno.
Así mismo, pareciera que tanto su propio gabinete, delegados, legisladores y hasta gobernadores de su partido, se esfuerzan por ensuciar y autodestruir la imagen de su llamada “Cuarta Transformación”, teniendo como consecuencia, por ejemplo, que su aprobación cayera de 68% a 58% este último bimestre derivado del fallido operativo en Culiacán y el asesinato de los LeBarón.
Y si a eso le sumamos los pésimos comentarios de mal gusto de la Secretaria Sánchez Cordero en la toma de protesta de Jaime Bonilla, las desafortunadas declaraciones de la jefa de Gobierno Claudia Sheimbaum, al comparar Alemania con Bolivia, o el que el propio canciller Marcelo Ebrard, reconociera que le otorgó un equipo de más de 12 escoltas de seguridad al reciente asilado político Evo Morales.
Y eso es por mencionar algunos, ya que si nos vamos al Poder Legislativo, nos encontramos con el aberrante rechazo y falta de respeto que tuvo la senadora zacatecana del PT, Geovanna Bañuelos a padres de niños enfermos con cáncer que exigían una audiencia en la cámara alta, o la amañada e inconstitucional elección de la reciente titular de la CNDH; Rosario Piedra.
Por resultados y situaciones como estas, hacen que el Presidente López Obrador llegué con el pie izquierdo al primer informe de un gobierno lleno de conferencias mañaneras sin resultados, descalificaciones absurdas, funcionarios incompetentes, estadísticas alarmantes y un cambio que se desvanece en palabras y promesas que se están quedando sin cumplir.
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