Quien le reproche a López Obrador por este gesto debería pensarlo mejor. La vida de un líder de la izquierda latinoamericana estaba en peligro. Si los partidarios de Luis Fernando Camacho, un radical fascista de derecha lo encuentran, seguro lo linchan.
Luis Fernando Camacho, quien es uno de los que ha encabezado las manifestaciones populares que finalmente quitaron a Evo Morales del poder, no se conformaría con tenerlo en la cárcel; en su violencia verbal, en su fanatismo religioso, lo hubiera fusilado en la plaza pública. Y aunque Evo cometió varios errores en los últimos años, no merece ese destino de tirano. Ya, con salir exiliado de Bolivia está pagando con creces esos errores; dejemos que llegue a México y que reflexione para entender donde se equivocó.