AMLO y el estigma

AMLO
Andrés Manuel López Obrador FOTO: WEB
- en Opinión

Por Sergio González Levet / Señor presidente Andrés Manuel López Obrador, seré muy cauto y respetuoso en lo que opinaré a continuación, con el fin de evitar que usted vaya a querer estigmatizarme, como es su costumbre hacerlo con los periodistas, aunque lo niegue públicamente.

Primero, hagamos un repaso sobre términos:

  1. a) estigma, según el diccionario de la Real Academia Española, viene del latín “stigma, ‘marca hecha en la piel con un hierro candente’, ‘nota infamante’, y este del gr. στίγμα stígma”.

La RAE aporta siete definiciones, aunque para nuestros fines nos interesan solamente la primera y la segunda.

1. m. Marca o señal en el cuerpo.

“2. m. Desdoro, afrenta, mala fama.”

  1. b) “estigmatizar” viene del latín medieval “stigmatizare, y este del gr. στιγματίζειν stigmatízein”, y aquí nos quedaremos con la primera y la tercera de las tres definiciones del diccionario:

“1. tr. Marcar a alguien con hierro candente.

3. tr. Afrentar, infamar.” (“tr.” significa que es un verbo transitivo).

Entonces, lo que usted ha hecho con la prensa mexicana y alguna extranjera es un “desdoro, afrenta o mala fama”, porque muchas veces se ha referido de manera grosera en contra de quienes tenemos la profesión de informar.

No nos hagamos guajes, usted nos ha tachado de vendidos, conservadores, interesados, traidores a la patria. Hay pruebas fehacientes en las grabaciones de sus mañaneras. Y además lo ha hecho en tratándose de medios a los que considera opuestos ideológicamente a su proyecto, como Reforma o El Heraldo, pero también

de periódicos que antes fueron afines a usted, como La Jornada.

Cuando usted afirma categóricamente que nunca ha estigmatizado a los periodistas no dice una verdad, como ha prometido que siempre hará (“No mentir”). En sus dichos sobre quienes ejercemos este singular oficio se nota que le gana alguna emoción en contra de los comunicadores, pues no hay afecto ni conmiseración ni reconocimiento hacia nosotros en general.

Entiendo que muchos periodistas estuvieron por años en contra de su intención de ganar la Presidencia de la República, algunos por convicción y otros por una paga, pero también hubo colegas que se la jugaron con usted, a riesgo de su patrimonio, de su seguridad y hasta de su vida.

Por eso le pregunto por qué nos odia a todos.

¿Quiere una prueba? Cuando algunos compañeros se accidentaron hace unos días, mientras cubrían una de sus giras, usted no tuvo una palabra de emoción por el drama y las heridas que habían sufrido, y lo que alcanzó a decir fue que mejor no asistieran a sus eventos.

¿Siente que le estorbamos? ¿Quiere que solamente tengamos elogios para usted y sus acciones? Discúlpeme, pero así no son los reporteros genuinos, y qué lástima que no nos justiprecie como es debido.

Eso sí: somos muy empecinados, obstinados, testarudos… tal vez más que usted, y por eso nos va a tener que seguir soportando.

Lo sentimos.

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