Los casos impunes de nepotismo que se han dado, como el de Veracruz donde el propio gobernador negó el parentesco con su encargado de finanzas, también colocan al Ejecutivo federal como un funcionario despreocupado de lo que ocurre en tierras jarochas, aunque haya venido varias veces a tomarse la foto.
Y si añadimos el fracaso de la detención y liberación del hijo del Chapo Guzmán en Culiacán, son señales precisas que indican que el presidente no tiene todas las respuestas a la problemática que sucede en el país. No sería mala idea que el propio presidente se sentara a reflexionar y fuera un poco más humilde con sí mismo, eso seguramente le traería muchos beneficios.