Sergio González Levet / El lunes, martes y miércoles de la próxima semana trabajará -esperamos que concienzudamente y sin línea de ya saben quién- la comisión que elegirá al nuevo ombudsman nacional, es decir, a quien será el titular de la Comisión Nacional de Derechos Humanos, en sustitución de Luis Raúl González Pérez, quien dejará el cargo el último día de este mes.
(Voy a tener que pedir una disculpa y hacer una corrección, pero es que en honor del lenguaje inclusivo, ahora se debe decir ombudsperson, Servidas.)
El grupo, conformado por miembros de organizaciones sociales de derechos humanos y por varios senadores, auscultará a los 57 aspirantes que se registraron y obtuvieron el pase, y de ahí sacará una lista más ajustada para enviarla al Presidente de la República, quien entresacará de ella una terna que devolverá al Senado el 31 de octubre, a fin de que el nuevo titular sea designado por mayoría del pleno.
En ese más de medio centenar de distinguidas ciudadanas y distinguidos ciudadanos hay de todo: personajes singulares, famosos, apasionados, especialistas, mediáticos.
Aparece por ejemplo María del Rosario Piedra Ibarra, hija de doña Rosario, nuestra flamante Medalla Belisario Domínguez… o José de Jesús Orozco Henríquez, quien fuera representante de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos… o Elizabeth Lara Rodríguez, una activista en pro de los DDHH que es ampliamente respaldada por el padre Alejandro Solalinde, quien le habla al oído a Andrés Manuel, como se sabe… o el ex cura Alberto Athié, que ha denunciado valientemente la pederastia sacerdotal al interior de la Iglesia Católica.
Y, en lo que nos interesa, está también en la lista la doctora en Derecho Namiko
Matsumoto Benítez, actual Presidenta de la Comisión Estatal de Derechos Humanos de Veracruz.
Para los paisanos, sería todo un lujo que una egresada y catedrática de la Universidad Veracruzana fuera la responsable de las delicadas e importantes funciones que tiene la CNDH. Y sería un orgullo también (como bien dice el colega Manuel Rossete) que la doctora Matsumoto ganara la elección entre tantos personajes de peso y de relaciones con los que compite ahora.
A Namiko no le faltan credenciales ni experiencia. Presidió la Comisión Estatal de Atención y Protección a Periodistas de Veracruz y auxilió como pudo a los colegas en peligro o en desgracia en una época convulsa y difícil.
Y ha cumplido además con decoro su función al frente de la CEDH, en donde ha puesto orden y ha conseguido que los procesos de atención a los quejosos ganen en rapidez y eficiencia… en confianza.
Habrá que esperar a ver a quién insaculan los senadores y por quién se decide el Presidente, pero en verdad que para todos los que en México ven amenazados sus derechos humanos sería una carta cabal que la doctora Namiko estuviera al cuidado de ellos.
Suerte.
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