Sergio González Levet / Ya está caminando el proceso del Carnaval de Veracruz 2020, que se realizará del miércoles 19 al martes 25 de febrero del año entrante.
Ante la inminencia de esta fiesta, la más alegre del universo, se nota el entusiasmo de los más puros representantes del pueblo jarocho, que le ponen la misma enjundia y pasión a defender el suelo patrio (de ahí tantas haches ganadas a sangre y fuego) como a divertirse de una manera que solamente se da en estos lares.
Ya están enfilados los candidatos a reyes infantiles, a Rey Feo, a Reina del Carnaval, y lo que sigue son preparativos para desembocar en la fiesta de fiestas de los veracruzanos.
Al igual que el año anterior, la administración del gobernador Cuitláhuac García no le entrará a Belem cantando con apoyo alguno para la celebración de la fiesta del Rey Momo, y sin embargo los jarochos hallaron la forma de que su celebración superviva con buenos niveles de calidad, a pesar de que no contaron con esos valiosos recursos.
Y cuando digo que “los jarochos hallaron la forma”, estoy pensando directamente en el licenciado Luis Antonio Pérez Fraga, el Presidente del Comité de Carnaval, que ha puesto todo su conocimiento, su experiencia, su talento y sus relaciones para que no decaiga el ánimo y la fiesta permanezca como una de las principales de México y el mundo.
Pérez Fraga ha logrado concitar la voluntad de sus paisanos, tan rejegos por tantas mentiras y corrupciones de gobiernos anteriores, y por la falta de interés del actual. Y puede hacerlo porque él es la imagen viviente del jarocho: nacido en el Puerto, rumbero, imaginativo y con la facultad de mezclar humor y seriedad, que emplean los nativos de por acá cuando hacen las cosas más importantes.
(Dicen, aunque no me lo crean, que si el Pollo Pérez Fraga no hubiera nacido, seguramente lo hubiera inventado Agustín Lara. “Alma de jarocho que nació valiente…”).
En fin, el Carnaval 2020 se avecina y las expectativas no pueden ser mejores. El equipo del Comité y la autoridad local (saludos, Fernando Yunes Márquez) ahondarán en las acciones que han ido rescatando la celebración para las familias.
Así, nuestro Carnaval cada día será más una fiesta de paz, como lo fue en su origen, y no la batahola de excesos de violencia y consumos en que nos lo habían convertido los malos usos.
“Canto a la raza, raza jarocha…”
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