El “coral de fuego venenoso” es el único hongo cuyas toxinas puede absorber nuestra piel, y “si se come, causa una horrible serie de síntomas, desde dolor de estómago hasta vómitos, diarrea, fiebre y entumecimiento”, detalló el científico Matt Barrett. También destacó: “Horas o días después genera descamación de la piel en la cara, las manos y los pies y la reducción del cerebro, que altera la percepción y provoca dificultades de movimiento e impedimento del habla”.
Si la persona no recibe tratamiento puede sufrir fallos en múltiples órganos y hasta un daño cerebral que acabaría con su vida. De hecho, varias personas han muerto en Japón y Corea del Sur tras confundir esos hongos con setas comestibles que se utilizan en la medicina tradicional. Este registro extiende considerablemente la distribución del “coral de fuego venenoso” y “demuestra que tenemos mucho que aprender de los hongos en el norte de Australia”, ha concluido Matt Barrett.