Cuando la policía llegó al lugar para ver lo que pasaba, Ramiro Condado Escamilla sacó su charola del Congreso del Estado y se ostentó como jefe de asesores de la diputada local del PRD, Florencia Martínez Rivera. El sujeto se puso a hablar por teléfono, seguramente con la diputada y debido a ello lo trataron como víctima; si los policías han tenido una hermana a la mano, se la ofrecen.
El caso es que al señor, a pesar de manejar borracho, lo trataron con benevolencia, le dejaron hablar por teléfono y andar a sus anchas y después lo subieron de copiloto a una patrulla, seguramente para llevarlo a su casa para que durmiera y soñara con los angelitos. Por supuesto, el señor no pagará la grúa y como la camioneta tiene logos del Congreso del Estado, pues los daños los pagaremos nosotros.