Quieres ser gobernador, para que tus excompañeros de partido (los del PRD) se den cuenta de que no eres tan pusilánime como ellos creen. Aceptas ser candidato una vez y pierdes. Aceptas una segunda vez y ganas gracias al arrastre del candidato presidencial.
Ya como gobernador todo te sale mal, tus funcionarios roban a tus espaldas, tu secretario de Gobierno se te sube a las barbas, ni siquiera las mentiras te salen bien, estás calificado como el cuasi peor gobernador de todos los gobernadores del país, no hay periodista en México que no se haya dado cuenta de tu incapacidad y para colmo viene el senador Ricardo Monreal y cuando le preguntan qué pasa contigo contesta: «No sabía en lo que se metía».