Armando Ortiz / No esperamos que los chairos entiendan esto, porque muchos de ellos se han convertido en el priista que tanto odiaron y ni siquiera se han dado cuenta de ello. La manera como se está portando el gobierno de la Cuarta Transformación se aleja cada vez más de lo que estuvieron pregonando en campaña. Allá quedaron los días en que se veía a López Obrador como un tótem de legalidad, como un baluarte de honestidad, de ética; nada, decíamos podrá corromper a Andrés Manuel López Obrador. Pero algo sí lo está corrompiendo, sus propias huestes. López Obrador no es Dios, por lo mismo no es omnipresente, no tiene los cuatro rostros que son atributos de Dios, cuatro rostros que miran hacia los cuatro puntos cardinales, y de eso se han valido algunos de sus seguidores para sacar provecho del lugar en que los colocó la victoria electoral de Andrés Manuel López Obrador. Pero López Obrador, por muy buenas intenciones que tenga, no podrá controlar ese nido de insectos que se está convirtiendo en marabunta; ahí estará su derrota, no en su deshonestidad, sino en su ser terreno, aunque muchos lo consideren celestial. Pero hay también cierta desidia por parte del presidente, quien ve la corrupción, la deshonestidad, la inmoralidad de sus partidarios y se vuelve omiso. No hizo nada AMLO con lo sucedido en Baja California, con ese Congreso que avaló cambiar los dos años de un gobernador por cinco; su omisión lo vuelve cómplice. Tampoco hará nada López Obrador con la aberración en Veracruz, remover de manera ilegal al fiscal del estado. Dirá que los gobiernos estatales son autónomos y que él no se mete en esa autonomía. Esa será la justificación cada que sus partidarios cometan aberraciones, el respeto a su libre determinación. Ahí está la derrota de su figura moral.
Ilegal la remoción temporal de Jorge Winckler; la diputación permanente no tiene facultades para removerlo
Una verdadera locura que tendrá consecuencias legales y constitucionales. Con cinco votos a favor y tres en contra la Diputación Permanente del Congreso de Veracruz removió temporalmente a Jorge Winckler y puso en su lugar a Verónica Hernández. La fracción de Morena del Congreso de Veracruz está decidida a quitar al fiscal pasando por encima de la ilegalidad. En ninguno de los once puntos que contiene el artículo 41 de la Constitución Política del Estado de Veracruz de Ignacio de la Llave se menciona que la Diputación Permanente tenga las facultades para remover al fiscal. Lo puede hacer con otros entes, pero no con el fiscal del estado. Esta obsesión de un gobernador traicionero que dijo que por el bien de Veracruz iba a olvidar sus rencillas con la Fiscalía del estado están llevando a Veracruz a un problema que podría causar un daño permanente a este gobierno. La ilegalidad por encima de la legalidad; el capricho por encima de la ley.
Éric Cisneros, desde El Cuchillero, restaurante bar atrás del Senado, operó la locura de remover ilegalmente a Winckler
¿Qué se puede esperar de un ignorante que se deja asesorar por trúhanes? ¿Qué se puede esperar de un secretario de Gobierno que empina a los diputados a cometer ilegalidades y que después, cuando vengan los reclamos, esconderá la mano después de tirar la piedra? Mientras la Diputación Permanente cometía el desacato de remover temporalmente al fiscal Jorge Winckler, Éric Cisneros se tomaba unas copas con sus asesores, un hombre y una mujer en el restaurante bar El Cuchillero, que se encuentra atrás del Senado. Nuestros informantes no pudieron identificar a los comensales que acompañaban al ignorante Secretario de Gobierno, los cuáles seguro le vendieron la idea al funcionario de cómo se podría remover al fiscal sin tener que ir a un juicio político; enterados estaban los asesores del fracaso del Bola 8 en su intento por llevar a juicio político al fiscal Jorge Winckler. A Éric Cisneros lo vieron llegar antes de la 15:00 horas, momento en que la Diputación Permanente del Congreso de Veracruz sesionaba. El secretario de Gobierno, ya entrado en copas se retiró una hora y media después, cuando ya la Permanente había cometido su dislate, la ilegalidad de remover temporalmente al fiscal sin tener facultades para hacerlo.