¿Qué hay detrás de esta violencia simbólica? Pues atrás está la frustración y el coraje de un presidente que no consiguió que la ministra Norma Piña se sometiera a sus caprichos. López Obrador respetó al anterior presidente de la SCJN porque el ministro Arturo Saldívar estuvo siempre a la orden de su “majestad”; tanto que el mismo presidente propuso aumentar dos años más la permanencia de Saldívar en la presidencia de la SCJN.
Se equivoca López Obrador si cree que con esos actos que simulan violencia feminicida logrará que Norma Piña se ponga de su lado. Se equivocan las huestes del presidente si creen que con memes o con piñatas incendiadas van a doblar a la ministra presidenta. Por lo que se ve, este tipo de acciones sólo hacen que la entereza e integridad de Norma Piña se consoliden.