La joven relata que eran alrededor de las 22:00 horas cuando María José Pulido, conocida como Fernanda, terminaba de bailar su tercera canción sobre la pista cristalina en el Caballo Blanco. Los aplausos y chiflidos de los clientes estaban en su apogeo, pero eso acabarían pronto. Primero le prendieron fuego a la barra, ahí le cayó gasolina a la cajera Vanessa y se quemó. Hubo disparos. Aventaron una bomba molotov a la pista “donde había acabado de bailar nuestra compañera Fernanda”.
Señala Rosa que cuando el establecimiento ya ardía, los pistoleros cerraron la única puerta en el bar Caballo Blanco y se dieron a la fuga. “Todos gritaban y pedían auxilio”, recuerda la mujer. “Mucha gente inocente se fue muriendo de forma más terrible”. Con sus palabras Rosa deja claro que trabajar en Coatzacoalcos “ya es prácticamente un suicidio”.