«Diciembre me gustó pa’ que te vayas», cantaba el bien amado José Alfredo Jiménez. Y es que la ley se tiene que cumplir al pie de la letra. Después de la aprobación de la Ley Laboral, se les acaba el tiempo a los líderes sindicales para hacer elecciones democráticas y para mostrar a la base trabajadora el contrato colectivo de trabajo. En el SNTE, Alfonso Cepeda Salas no da muestra de querer cumplir la ley, no se le ven ganas de sacar la convocatoria para poder elegir a los representantes sindicales mediante un voto libre y secreto.
Es cierto que antes de hacerlo, se requiere una reforma interior de los propios estatutos del SNTE para amoldarse a las exigencias de la nueva Ley Laboral. Además, alguien le vendió la idea de que se puede quedar hasta el 2024. Es cierto que esta situación ha generado incertidumbre para muchos maestros, ya que no se sabe con certeza hasta cuándo Alfonso Cepeda entrará en razón.
Por lo pronto, se sabe que hay actores que seguramente estarán participando en la renovación del SNTE, que están teniendo un acercamiento muy efectivo con las bases magisteriales. Se recordará que por ley, las elecciones serán universales, donde absolutamente todos podrán elegir a sus representantes. Ese es el verdadero temor de Alfonso Cepeda Salas.
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