El mensaje fue bien entendido, ya que ni Antonio Luna y sus huestes se atrevieron entorpecer el tráfico, mucho menos los miembros de los 400 Pueblos intentaron salir a mostrar sus miserias. En lo referente a manifestaciones, es cierto que debe haber libertad de expresión y que todo mundo tiene derecho a disentir y manifestar su malestar. Sin embargo, también se debe evitar dañar los derechos de terceros.
La toma de una importante avenida crea molestia generalizada; los padres de familia que van a recoger a sus hijos, los transportistas que tienen que entregar su carga en determinada hora, los empleados que no llegan a tiempo a sus trabajos, todo porque no existe quien ponga orden. Es cierto, no debe haber represión, pero tampoco la ciudadanía tiene porque pagar los platos rotos.