Durante el gobierno de Miguel Ángel Yunes Linares, la liderucha Topacio Citlali Hernández Ramírez pasó un buen tiempo en prisión por motín, incitación a cometer un delito y atentar contra las vías de comunicación y medios de transporte. Esta acción fue la muestra de lo que les pasaría a todos aquellos que atentaran contra las vías de comunicación.
El mensaje fue bien entendido, ya que ni Antonio Luna y sus huestes se atrevieron entorpecer el tráfico, mucho menos los miembros de los 400 Pueblos intentaron salir a mostrar sus miserias. En lo referente a manifestaciones, es cierto que debe haber libertad de expresión y que todo mundo tiene derecho a disentir y manifestar su malestar. Sin embargo, también se debe evitar dañar los derechos de terceros.
La toma de una importante avenida crea molestia generalizada; los padres de familia que van a recoger a sus hijos, los transportistas que tienen que entregar su carga en determinada hora, los empleados que no llegan a tiempo a sus trabajos, todo porque no existe quien ponga orden. Es cierto, no debe haber represión, pero tampoco la ciudadanía tiene porque pagar los platos rotos.
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