Hoy el hijo del maestro Atanasio y nieto de la señora Manuela, ha resultado ser una olímpica decepción, un mal remedo del personaje que lo encumbró en el poder. El Cuitláhuac García, bonachón y buena onda ya no existe, su lugar ha sido ocupado por un sujeto iracundo y rencoroso. Atrás quedó el que se vestía de payaso y le sacaba brillo a la pista bailando las notas de Óscar de León.
Los veracruzanos que le entregaron su voto y depositaron su confianza el primero de julio del 2018, están entre el desencanto y el desaliento. De entrada, el gobernador moreno cerró las puertas a muchos morenistas que le acompañaron a entregar el periódico morenista por todo el estado.
En cambio, abrió las dos puertas a los priistas y a una recua de familiares de sus funcionarios. ¡Total, el poder es para ejercerlo! Así que los que votaron por García Jiménez sólo les queda lamerse las heridas y lamentarse por su error.