La abuela llegó hasta enfrente, se sentó y dijo «¡Chófer!»; éste al escuchar la voz de la señora dio un mega grito que hiciera que incluso frenara el autobús por unos instantes en lo que se recuperaba del susto propinado.
La señora cuando vio que el conductor se recuperaba del susto que le dio, le pregunto «¿A dónde vamos? ¿A dónde vamos oiga» a lo que el chófer les dice: «Cómo que, a dónde señora, yo ya los deje», el conductor del autobús pensaba que ya había bajado todo el pasaje y no contaba que la señora y el otro hombre se habían quedado dormidos en el asiento de hasta atrás.