Por otro lado, días antes se le vio con el senador con licencia Ricardo Ahued Bardahuil, al que se refirió como un hombre honesto y de toda su confianza. El contraste es sustancial, mientras el gobernador veracruzano se hace pelotas, no pone orden en el gabinete y la inseguridad sigue rampante y no hay quien la pare, Ahued Bardahuil, como fiel alfil de la Cuarta Transformación, mueve sus piezas para entregar buenas cuentas al Ejecutivo federal.
No hay de otra, si el imberbe y soberbio gobernador no se pone las pilas y demuestra de qué está hecho, tenga la seguridad que dentro de un año habrá sorpresas en el gobierno de Veracruz. Que no olvide la frase de don Jesús Reyes Heroles, la forma es fondo y últimamente las formas del presidente con su persona, comienzan a enfriarse.